¿Es posible acabar con el paro?

Política

Cuando miro hacia mi país, donde hay mucha gente que está pasando muchas penurias, me da por pensar que el capitalismo ha sido llevado hasta límites que hacen perder el objetivo de cualquier sociedad que se autodenomine justa.

En una sociedad justa, el trabajo debería ser un derecho, que el Estado debe ofrecer, y que los ciudadanos deben compartir.

Es por eso que el otro día, de charla con mi padre, pensamos en un sistema que seguramente tenga sus puntos débiles, y que daría algún quebradero de cabeza, pero que sería sencillo de implementar, de seguir, y en el que los únicos que saldrían perdiendo serían los empresarios. Pero no perderían dinero o beneficios, sino poder. El poder psicológico que tienen sobre los trabajadores cuando hay un 20% de paro.

Imaginemos que, trimestralmente, el INE publica los datos del porcentaje de paro por sectores. Y, según la situación política, pero con unos límites marcados por la Constitución, estos niveles de paro vienen asociados, a nivel estatal, con unas jornadas laborales.

Cuando en un sector hay menos de un 8% de paro, que se puede considerar estructural, la jornada máxima es de 40 horas. Cuando subre del 8, hasta el 10, esta jornada máxima bajaría a 38h. Hasta, pongamos, que en el momento actual, con un 30% de paro en algunos sectores, que se bajaría a 25h.

¿Cuál es la ventaja de este sistema? Cuando un sector está en crisis, los trabajadores pierden poder adquisitivo. La comida será más cara, los iPhones no se podrán comprar cada año, y las vacaciones serán a lugares menos exóticos. Pero no nos llevaremos vidas por delante. Gente que, tras 4 años en el paro, acaba con la moral por los suelos, habiendo perdido capacidades y conocimientos, gente que se habrá quedado sin casa, etc…

Muchas veces una sociedad no es capaz de generar trabajo, es decir, generar demanda del tiempo de otras personas, como para emplear a todos durante un tiempo que mucha gente considera ridículo. Quizás esta teoría, que también bebe del decrecimiento, nos convertiría en una sociedad más feliz.

La idea es que la crisis sea eso, una crisis, pero no una desgracia para tanta gente.