Microsoft, la anti-innovación, y la colaboración del usuario inmovilista
Me gustaría, tras una interesante conversación hoy en el mundo offline, dejar por escrito mi opinión sobre Microsoft. Es curioso cómo un gigante de la informática, sin inventar nada ni hacer nada especialmente brillante (en mi opinión), ha conseguido mantener su hegemonía como proveedora de software durante más de 20 años.
El usuario de informática es inmovilista. Es decir, que cuando algo le funciona, es reticente a los cambios, a usar algo nuevo. Por mucho mejor que sea. Las razones de esto quedan para otro día. El caso es que Microsoft estuvo en el momento adecuado en el lugar adecuado, compró QDOS, lo rebautizó como MS-DOS, y lo distribuyó. Y aunque no lo parezca, es aquí donde empieza la carrera creciente de una empresa que ha sabido muy bien mantenerse en el mercado a base de no hacer nada, para el capital humano que tiene.
Y es que Microsoft, con su sistema MS-DOS como estándar de facto para el ordenador personal, lanzó Windows en 1985, íntimamente ligado a MS-DOS. No es sino a la tercera, que logra un sistema decente que es adoptado por el gran público que, debido al inmovilismo, no cambió a sistemas operativos con GUI mejores que existían en la época (como OS/2, BeOS, …). Desde ese momento, con muy poca innovación, con muchas compras de empresas y productos que, tras pasar por la máquina de márketing que es Microsoft se van vendiendo íntimamente ligadas al sistema operativo predominante, es como Microsoft afianza su posición en el mercado no sólo como empresa de sistemas operativos, sino como empresa de software para el usuario final.
El problema viene de que pocas, o ninguna vez, Microsoft ha destacado por crear/vender el mejor producto para el usuario. De hecho, el arrastrar el monstruo llamado Windows a sus espaldas, le ha hecho no innovar, siendo poco a poco comido por los competidores, en mercados que no son el de ordenadores de escritorio, que de nuevo por el inmovilismo del usuario, sigue dominando.
Pero en estos tiempos vivimos un cambio de paradigma, se espera que en 2014 el acceso móvil a Internet supere al del ordenador de escritorio convencional. Y Microsoft ha demostrado que, además de ser ineficaz (cientos de miles de horas-hombre para sacar sistemas operativos que son el anterior pero maquillados y más ineficientes) y poco innovadora (exceptuando ciertos productos como Office 2007, aunque no caigamos en el error de pensar que es innovación suya únicamente), que no sabe adaptarse bien a los nuevos tiempos. Les pasó con la telefonía móvil, en la que intentaron conseguir la hegemonía manteniendo su “know-how” en el ordenador de escritorio. Windows Mobile ha sido uno de los productos más desastrosos de la compañía, a pesar de haber tenido cierto éxito por el valor de la marca. Intentar llevar el paradigma de Windows al móvil es un error enorme, mastodóntico, es el error que puede llevar a Microsoft a ser una reminiscencia del pasado en pocos años. Y es que intentar llevar el concepto de “menús”, y “aplicaciones”, tal cual, a un entorno móvil, ni ha funcionado ni va a funcionar.
Es entonces cuando alguien un poco avispado, y en el momento adecuado (Palm es el ejemplo de aparecer antes de lo debido), crea BlackBerry. Un sistema pensado para ser eficaz en movilidad con un terminal de dimensiones reducidas. Apple vió el error de Microsoft y no se metió en el hoyo de intentar portar la interfaz de OSX a un entorno móvil, sino que desarrolló, con muy buenos diseñadores e ingenieros de GUI, iPhone OS, el mejor sistema operativo móvil que existe en el mercado casi con certeza. Cerrado como el solo, asquerósamente privativo, pero maravillosamente hecho y desarrollado.
No creo, y espero además que no sea así, que el iPad sea el dispositivo de uso mayoritario dentro de 5 años. Pero la primera vez que toqué un iPhone me dí cuenta de que por ahí pasaba el futuro de la informática. Un sistema sencillo, programable (pasando por caja en su caso, pero programable al fin y al cabo), y que cubre las necesidades del 90% de usuarios. Eso sí, con una pantalla minúscula para realizar un trabajo diario durante 8 horas. Y llegó el iPad, un dispositivo que, con un poco más de apertura (y es aquí donde entra Android) es lo que necesita la gran mayoría de usuarios para trabajar (médicos, enfermeras, abogados, estudiantes, escritores, vendedores, taquilleros, logística, …) y disfrutar (ver vídeos, oir música, navegar por la red, chatear, correo electrónico, …). Siempre y cuando se pueda conectar a un teclado y un ratón para cosas puntuales. Y mientras tanto, hasta 2010, Microsoft vendiendo su Windows Mobile. ¡Bravo! ¡Qué tumba más bien cavada!
Microsoft, sin aprender del error (iPhone OS lleva ya casi 3 años en el mercado), vuelve a intentar usar su posición dominante en la informática personal para ganarse, de la noche a la mañana, una posición buena en un terreno totalmente nuevo para él. Nos venden a los cuatro vientos: Windows 7, diseñado para pantallas táctiles. Señores, en un tablet no hay ventanas, ni escritorio y multitarea tal y como lo conocemos, no hay menú de inicio, … No, Windows 7 triunfará en los ordenadores de escritorio, pero estos perderán la batalla ante las tabletas.
Es en este momento, cuando Microsoft tendrá que relegarse a ser un desarrollador de software para los “back-end”, para administradores de dominio, si acaso. Y ésto, por ser una empresa técnicamente mediocre (con sus altos, y sus bajos) y con unos dirigentes que van de visionarios pero no ven más allá de la cara del señor Franklin. Espero por el bien de todos que sea una plataforma abierta, como Android, la que triunfe en este nuevo paradigma, y veamos su entorno correr en móviles en el metro, tabletas en el trabajo, televisores frente al sofá, … Y el conjunto HTML5+Javascript+CSS3 como estándar de desarrollo de aplicaciones, tanto para intranet, como para local, como para internet. Y bueno, quizás .NET sirviendo datos, ahí, relegado en servidores sin pantalla, teclado o ratón.
Se nos avecinan años interesantes.