Noche tras noche
Hay una canción del grupo Solera que versionó Dover hará unos años; suena aún si cabe más triste, más desgarrada. Como describió días atrás a Dover un locutor de los 40 principales (la canción que me bajé estaba ripeada de ahí): hemorragia emocional… En ese sustantivo compuesto “emocional” debería llevar hache; como algo que has ganado y te das cuenta de que no vale para nada, que sólo te supuso un peso inesperado e inútil. La canción se llama “Noche tras noche”:
yo perdí contigo aquella fé que no puedo recobrar.
Dónde pusiste tú amor, la esperanza que puse en tí
te llevaste lejos la ilusión con que entonces te la dí, te la dí.
No pude pensar en nada más, desde que dijiste adiós,
no pensé más que en el día en que volverías.
Ahora sólo trato de olvidar que estuviste junto a mí,
con la rabia de estos años que no pude verte.
Noche tras noche recuerdo tus caricias, tu dulce voz,
mi recuerdo crece muy adentro y revive mi dolor.
Se hace de día despacio, pero el sueño no acude a mí,
cómo pude amarte de esta forma y por qué te quiero así, así.
No pude pensar en nada más desde que dijiste adiós
no pensé más que en el día en que volverías.
Ahora sólo trato de olvidar que estuviste junto a mí,
con la rabia de estos años que no pude verte.
No pude pensar en nada más desde que dijiste adiós
no pensé más que en el día en que volverías.