Banda sonora
Hay momentos en los que, de repente, la luz que te rodea te absorbe y ves todo de una forma más clara. Consigues darte cuenta de cosas que hasta entonces tu mente te negaba y las banalidades se esfuman de tu realidad por un instante.
En mi caso esos momentos normalmente son detonados por la música. El caso más reciente fue con la banda sonora de Los amantes del Círculo Polar. Por un momento te haces consciente de tí mismo, de que estás donde estás y sólo eso es algo apasionante, algo que ni el mejor de los videojuegos podría simular.
La felicidad se compone de cosas pequeñas, pero debido a su tamaño son más difíciles de ver, aunque te rodeen por completo. ¿O acaso ves todas las partículas suspendidas en el aire? Si consiguiéramos ver el maravilloso juego de átomos que se desarrolla a nuestro alrededor no volveríamos a ser infelices.
Mi conclusión, después de analizar los últimos cartuchos de dinamita musical que han generado esas situaciones, es que cuando la banda sonora de tu vida es instrumental tienes más capacidad de escucharte a ti mismo.