Ponga un cielo en su vida
Míralo, es tuyo. El cielo y el aire te pertenecen y aun son cosas que agradan a los sentidos. Me encantaría que me lo ofrecieras en tus manos, tu cielo, para hacerlo mío también. Cada uno tiene su cielo particular ¿no te parece? Y el proceso de que otra persona lo conozca es de las cosas más extraordinarias que suceden en la cabeza de una persona.
Algunas personas están muy solicitadas, todo el mundo quiere saber por dónde amanece en su cielo, qué colores hay al atardecer, qué produce lluvia y qué provoca esta en el estado de ánimo. Pero un cielo, de tanto ser conocido, pierde su encanto… Algunas personas me recuerdan a una cucaracha muerta siendo devorada por una horda de hormigas. Y sí, Britney, este párrafo también va por tí, no el anterior.
Claramente pienso que hay personas más interesantes que otras, de forma relativa a mí; pero también quiero pensar que nunca habrá alguien hacia el que nadie sea capaz de mostrar un interés mayor (en proporción) que el que el mayor fan de los fans muestra hacia la Sra. Spears.
Y no hago referencia a esa persona por nada en particular, es que ahora estoy escuchando “Justin y Britney” de Quique González, y esto es una de las nubes de mi cielo. Hay cientos de personas siendo devoradas por otros miles; y muchos de esos fantásticos devoradores obsesivos de mitos tiene un cielo al que él mismo ha aparcado en el olvido.
Plantéate si tú eres una de esas personas y mírate al espejo, verás lo increible que puedes llegar a ser; y quizás veas el reflejo de unos ojos que llevan tiempo observándote desde una nube. Incluso te des cuenta de que brillas tanto que la dirección en que alguien mira cuando amanece ha cambiado. ¿Y si miro hacia tí?