Tan pronto y tan ofuscado
Me siento fatal y no por falta de sueño, he dormido 5 horitas por dos motivos: me acosté tarde y me tenía que levantar pronto. La segunda razón tenía como fin averiguar por teléfono si he sido admitido o no en una carrera, para lo que presenté una instancia al Rector hace 3 semanas. Y me siento así por el trato que me acaban de dar.
<<En dos semanas como máximo recibirá una respuesta en su domicilio por correo ordinario>>. Hoy hace, como ya he dicho, 3 semanas. Y lo que me hace sentir así de mal no es que me hayan dicho que no, que no me lo han dicho, sino que por teléfono me vayan echando a patadas de una sección a otra del Rectorado, me he sentido como una patata caliente: <<¿Y para eso llamas a la sección de Alumnos? ¿Eso es en registro?, Pregunté allí y me dijeron que aquí, Pues no sé qué decirte…>>, ¿que sois unos incompetentes, quizás?
Y vale, que la incompetencia del 80% funcionariado de este país está sobradamente demostrada, pero es que te tratan tan mal… <<Buenos días, quería el teléfono del vicerrectorado de alumnos, si fuera tan ama… Le paso>>. Gracias por no dejarme darle las gracias señora funcionaria. Y todo con ese tono de “me estás haciendo perder el tiempo y además te estoy haciendo un favor”. ¿No estudian los maestros un CAP? Pues que la gente pagada por el Estado y que atienda al público estudie un curso de algo, ¿Nadie les dijo que a través del teléfono se sabe perfectamente cuando alguien está sonriendo o no? Se sabe según lo agradable que te resulte.
Y al final para darme una respuesta que no era de lo que estaba preguntando. De verdad que me siento inútil; ¿qué hay que hacer para que las cosas salgan más o menos bien? Mi técnica en estas cosas es, con un tiempo muuuuy prudencial (junio) preguntar la manera de hacer las cosas, actuar como me dicen e ir controlando un poco el tema. Pero esto último sólo me ha valido para ver cómo te indicaron los pasos incorrectos y que, aun siendo su culpa, te siguen tratando mal.
Eso sí, a veces da gusto encontrarse con algunas personas que hacer sobradamente bien su tarea de ayudar a la gente, y encima con muy buenos modos. Pero con el resto habrá que poner cara de perro, y el problema es que a mí no me sale, joder. Que soy un pedazo de pan, o un gilipollas, siempre pidiendo las cosas por favor. Y encima me agobio por estas cosas y me entran ganas de llorar. Ducha y al rectorado, iré entrenando: ¡GUAU!