Pensamientos bajo la sábana
No es casualidad que, en “Bienvenida al otoño”, haya dibujado esa estación como descendente. Siempre intento imaginarme la estación actual como una subida (lo que viene será mejor) o como un valle (ahora vamos hacia arriba), pero no sé que me sucede que me encuentro vacío, como con miedo a que cada día sea más oscuro y ninguno muestre la luz de ayer.
En esta época de días cada vez más cortos hay que tener fuerza para que ese descenso en la luminosidad no se vea reflejado en los ánimos de uno mismo… Y no sé, ahora lo veo complicado. Quizás es el no saber qué va a ser de mi este año, o qué es lo que quiero y cómo quiero conseguirlo.
Me siento extraño en mi rutina, como si ya no me perteneciera. Como si debiera buscar otra que es realmente la mía pero nadie me dice dónde está ni por dónde empezar a buscarla. Tengo miedo a que la cueva se haga cada día un poco más profunda y sea más difícil salir de ella, aun pudiendo ver la luz que representa eso que busco cada día en la vigilia y cada noche en los sueños.
¡Yo qué sé! ¡Que sea Dios quien se corte las venas!