Aviones
Para volver de Santiago tuve que coger dos aviones, uno hasta Barcelona y otro que ya me trajo a Madrid. Hacía tiempo que no cogía ningún vuelo, y me sorprendió que la mayoría de la gente pasaba del avión en si mismo. Me refiero al hecho de que poca gente mirara por las ventanillas, o dejara de leer su libro ni en el despegue.
Esto lo atribuyo a dos causas: a) los aviones son algo ya de costumbre en sus vidas. b) tienen miedo a volar e intentan no pensar en que están en un avión.
Pero pensándolo aquello era algo increible, extraordinario en la escala de logros que la humanidad ha conseguido… Y la gente pasaba. No me lo termino de explicar del todo: el poner un armatoste de varias toneladas a 400 km/h, que el aire cree empuje hacia arriba, ver cómo los alerones de las alas se ajustan al milímetro, que el suelo empiece a alejarse de tus ojos como por arte de magia, … Y la gente ininmutable…
Espero no dejar nunca de disfrutar de las cosas