La normalidad a la vuelta de la esquina
¿Qué pasa si el cerebro se te cierra en banda ante cualquier idea? ¿O ante cualquier pensamiento? Que no, que no quiero pensar, allá te las arregles tú y tu instinto me dice… Pues resulta que el instinto humano tiende a estar horizontal, comer más calorías de las que quema y una extraña pereza a salir del hogar.
Tengo ganas de salir de este atontamiento tan malo para mi mismo, espero que empiece el curso y los sudores y olas de antipensamiento que han ido mojando mi cerebro (y dejando lágrima, como un vino en la copa) se evaporen. Necesito darme cuenta de que el no haber conseguido lo único importante que me había propuesto en este verano no tiene una transcendencia tan grande como ahora me lo parece, que todo sigue andando.
Como diría Silvio Rodríguez: ojalá que la Luna pueda salir sin tí. Osea, que ojalá sea verdad que hay vida más allá del estancamiento, del negruzco calor de las calles que Madrid ha tenido este verano… Ojalá que no se me haya acabado la felicidad por no haber conseguido aquello que me propuse; el problema es que el instinto humano tampoco tiende a estar bien, sino que se recrea en su propio fracaso, como el cerdo que se restriega en su propia mierda buscando ocultarla al Sol, y todo por instinto (o al menos eso dicen).
so why you did not try to find the answer, why you didn’t try to simplify? It’s a little bit of runaway, I still believe in yesterday and I really don’t care of what they say
Quiero una cosa pero al instante, tras empezar a planteármela, no consigo empezar a pensarla y además me parece más lógico todo lo contrario de lo primero que pensé. La duda es buena, pero no la incertidumbre constante, más aún si ella te hace dudar de si tú mismo estás actuando correctamente o eres una marioneta de ti mismo, de tu instinto… Como dejé comentado en Vexing Arcanix:
Hay días en los que todo parece como un cristal doble, como ¡yo qué sé! Parece que las ideas son como el gato de Schrodinger que en cuanto tienes una, la miras y ya no sabes si es lo que era o dejó de serlo. O incluso si ella misma y su negación son válidas a la vez… Brrll
A veces sólo espero que alguna vez algún “tú” sea yo; así, como por arte de magia, que el mundo entero haga “chás” y aparezcas a mi lado… Pero el soñar parece que también es parte del instinto humano, ¡qué cruz!