El hombre, ese gran desconocido
El día del libro, como debe ser, me compré un libro. Creo que es buena excusa para no olvidarse al menos de comprar un libro al año; aunque deben ser muchos más. ¿Un libro-e vale?
A las chicas les regalaban un clavel (la rosa típica de Sant Jordi parece haberse adaptado al casticismo de Madrid) y a los chicos un libro. A mi me tocó “Sí cariño, ahora voy”, una guía de bolsillo para entender a los hombres. No sé de qué me vió cara el librero, pero a caballo regalado no le mires el diente.
No tenía intención de leerlo así que lo relegué a mi estantería a la espera de una buena oportunidad para regalárselo a una amiga o un amigo gustoso por los hombres; pero ayer por la noche decidí abrirlo y echarle un vistazo. Cuando ya me harté y decidí apagar la luz estuve pensando que la mujer y el hombre no son tan diferentes, sólo que actuamos según el rol que nos toca; en lo sentimental y en la vida pública.
Bajo mi punto de vista para entender a tu pareja no hace falta más que ponerte en su lugar y preguntarte ¿qué me gustaría que hiciera mi pareja por mi? Porque en el fondo los deseos y las cosas que nos gustan no son tan diferentes. Eso sí, para algunos temas habrá que utilizar el nivel de abstracción inmediatamente superior: porque por más que me lo busque yo no tengo clítoris, amén de otros aparatos fisiológicos ya sean sexuales o no.
Eso sí, aunque leer el libro “desde el otro lado” es un poco frustrante ya que muestran al hombre como alguien plano y perfectamente predecible, categorizable según diferentes parámetros, hay algunas cosas interesantes. Me gustaron algunas cosas de la definición de “hombre esclavo”, aquel cuyo todo fin es hacer feliz a su hembra, al menos en principio; comentaba que en una relación, si todo es complacer y no pedir, uno se acaba cansando porque cesa el deseo. Por eso en una relación tienes que ser “un poco mal@” para que siempre exista una batalla por la felicidad… Que es, al fin y al cabo, de lo que trata la vida.