Atardeceres

General, Madrid

La gente huye en bandadas de coches por las 6 carreteras radiales que salen de Madrid hacia el resto del país… Descompresión. Yo decidí quedarme y me siento tan a gusto como se siente la cocacola cuando, por fin, abres la lata: sin presión.

Además ha coincidido con que la primavera, finalmente, ha llegado a Madrid. Ya estoy otra vez hablando del tiempo, parece que no tengo conversación ;) Pero es que el clima y el tiempo son portadores del cómo nos sentimos. A lo que iba, el jueves pasado fuimos C, V y yo a cenar al centro juntos porque V se marchaba a las 12 a su ciudad. Recuerdo muy bien el rato que estuvimos sentados en el césped de la Plaza de Oriente, mirando hacia el occidente que era por donde atardecía.

Me hizo gracia que el atardecer producía el mismo efecto que cuando estuve ahí hace dos años. Parecía como si el horizonte, en vez de ser un cielo y nubes fuera un mar con islas, pero muy idílico. He recuperado la foto que hice en aquel entonces:

Estos días tengo ganas de estar con los que nos hemos quedado, que somos pocos pero selectos ;). Disfrutar un poquito de este engendro de ciudad, tan grande, y con tantos mágicos lugares: calles pequeñas, calles grandes; tiendas pequeñas, tiendas enormes… Quizás luego vaya a disfrutar de uno de los placeres que comienzan en primavera: la heladería Palazzo ya hace helados de arroz con leche y son mis preferidos. Realmente creo que los hacen en pocos sitios, donde seguro que sí es en aquella heladería de Gijón que me enseñó Sara y donde había desde chocolate hasta chorizu… Estos asturianos…