Desde Barcelona
La semana santa ya ha comenzado; estoy ahora mismo en Barcelona. Echaba de menos estar fuera de mi ciudad un poco de tiempo; sentir que me separan cientos de kilómetros de mi casa, de mi escuela, de mis clases, de mis amigos, de el cielo que cubre mi tejado y me arrastra a un estado de ánimo u otro…
Es sano para la mente salir de la ratonera de la monotonía de vez en cuando. Tengo muchas ganas de irme más lejos, aunque sea por un par de semanas… Como tengo el mente hacer un Interrail este verano. Recuerdo que, cuando lo hice hace ya 3 años (cómo pasa el tiempo…), es una sensación increíble empezar a pensar lo lejos que estás de tu vida y lo cerca que has llegado a estar de ti mismo. Recuerdo tantos lugares…
Es curioso cómo el dormir en un sitio que no es tu casa te hace sentirte un poquito perteneciente a ese lugar; como si fueras dejando un poco de ti en cada lugar por el que pasas. Es maravilloso pertenecer a tantos sitios.
Ahora estoy en el cuarto de una prima lejana y, bueno, está bien sentirse como en casa tan lejos de ella. Como hablamos el otro día en casa de V, una de las cosas más increíbles que hay en esta vida es conocer gente mediante la palabra. I.e. ver cómo alguien a quien no conoces te haga sentirte un poquito dentro de su vida: sus costumbres, sus miedos, sus anhelos… Lo increíble de la vida es que nunca dejas de conocerla.