Uno, dos, ¡ya!
Madrid, al igual que las grandes ciudades (supongo), te atrapa en una vorágime de prisas, nervios y estrés. Cuando empecé la universidad tuve la inmensa suerte de conocer a mucha gente que venía de otras ciudades más pequeñas, con lo que cuando aún estaban acostumbrándose a la capital podías ver qué cosas sorprenden; ya sea por estúpido o por diferente.
Una de las cosas que más les sorprendía era la prisa que, en general, tiene todo el mundo; por ejemplo en el metro donde algunas decenas de metros antes de llegar al final de la última escalera mecánica la gente empieza a correr…
Como dijo Sara: “¡pero si hay otro dentro de 3 minutos!” y tiene toda la razón del mundo ya que no creo que los minutos en Madrid duren más o sean más valiosos que los de cualquier otra ciudad….Aunque por la velocidad a la que se mueven los pies aquí, así lo parece.