Sin palabras
Uno ve lo que está pasando en el sudeste asiático y se queda sin palabras… Tantas personas cuyos últimos alientos se pierden debajo del agua… Y al mismo tiempo. Y en el mismo lugar…
Si realmente existe un dios seguramente esté llorando, o no. O quizás lo provocó él. Como yo no soy creyente no puedo pensar nada de eso pero sea como sea es algo que te llena de emociones. Emociones de desilusion, de desinterés por abrir los ojos, de dolor y de impotencia ante todo… ¿Qué somos? ¿Qué es el ser humano si, por ahora, 60.000 han muerto en minutos?
¿Qué puede sentir uno cuando sabe que otra persona ha perdido todo, no encuentra ni el cuerpo ni el alma de su padre, de su hermana, de su pareja; que los ojos se le secaron de tanto dolor, que la desesperación le ha convertido en un moribundo? Pues eso pero decenas de miles de veces. No leas el número de ceros de forma logarítmica sino uno a uno. Cada muerto una ostia en el corazón, no por cada cero.
Ni Navidad ni la madre que la parió; odio ver tanto contraste entre el desinterés de unos y el dolor, olor a color negro y lágrimas de otros. No entiendo como algo así no hace que se suspenda todo acto que evoque alegría. No hay palabras de alegría hoy en mí; mi corazón se quedó sin ellas.