Amaneceres….

General, Madrid

Esta mañana, viniendo a la universidad en metro me di cuenta de que al 90% de las personas que estaban en mi vagón estaban dormitando, si no dormidas. Pues se me ocurrió que qué sería el denominador común para todas esas personas que, a las 10 de la mañana, estaban así en el metro. Y, quizás por elucubración (acción que me encanta por otro lado), me imaginé que:

La noche anterior saileron por Madrid, en algún rincón, bar o cruce conocieron a alguien y se dejaron llevar por la bruma del amor, de la atracción y de la no preocupación por el futuro a medio plazo…

Luego amanecerían algo más tarde de su hora de entrada al trabajo, sonreirían con un sentimiento entre felicidad y autoestima, y despertarían a su pareja pasajera con un beso en los labios. O quizás saldrían despavoridos o por la sobrevaloración física de la noche anterior, o por el repentino recuerdo de la otra pareja, o por la hora que es…

Sea como sea las ciudades son un cúmulo de gente y las relaciones que se establecen entre ellos son tan complejas como la forma en que se interconectan las neuronas… La anarquica lógica que define esto me parece maravillosa.

(…)

Tras salir del vagón me di cuenta de que algo raro pasaba: casi todos los fluorescentes de los pasillos estaban apagados. “Me recuerda al metro de Barcelona” pensé. Me quité los cascos y mientras iba ascendiendo por los dos tramos de escalera una música de piano iba llegándome más alta y clara. Era el hombre que siempre está en esa esquina, primer lugar en haber luz completa hoy; pero se hizo muy mágica la ascensión: luz y música in crescendo… Curioso el mundo es.