Fin de semana en la sierra
Bueno, un fin de semana movidito. Al igual que el el año pasado me fui con los delegados y los representantes de alumnos de mi escuela a las Jornadas Biberón en San Rafael. Es un fin de semana en el que se trabaja un huevo para mostrar a la gente nueva qué formas hay de moverse “políticamente” en la universidad, qué problemas hay actualmente (debatiendo sus soluciones), proyectos, etc… Amén de disfrutar la agradable noche San Rafaeliana y su vida nocturna, que sería casi nula si no estuvieramos nosotros.
Pues eso, gente muy simpática, agradable y que sabe transmitir muy bien. Me gusta ver que poco a poco las responsabilidades sobre la representación de estudiantes se van transmitiendo de veteranos a novatos.
Salimos el viernes de la escuela por la tarde en tren (otros fueron en coche) y tuvimos un contratiempo: el revisor nos indicó mal el momento de bajarnos del tren: tras preguntarles si San Rafael era la siguiente parada nos dice “sí, aunque el letrero indique que la siguiente parada es Tablada, este tren no para en esa”. Bien, nos bajamos (estando él a 5-6 metros de nosotros) y nada más bajar vemos que no es San Rafael sino Tablada… Menudo cabrón. Pero si algo he aprendido en mi, aun, corta vida, es que hay que poner al mal tiempo buena cara. Y más en estas ocasiones en que, de noche en medio de la nada, tienes que buscarte la vida por medio de aventurillas. Finalmente andamos hasta un restaurante de carretera, la señora Teresa (la dueña del lugar, que se llamaba Casa Tere) nos dio teléfonos de gente que ella conocía que tenía taxi en Guadarrama (la población más cercana al sitio) y, tras una hora de llamadas y esperas, llegamos al albergue correcto (buf).
Las aventuras de este tipo suelen enriquecer por dos motivos: aprendes a desenvolverte y tienes algo que contar Es muy cansado estar todo el día hablando, escuchando y debatiendo temas interesantes y salir por la noche hasta muy tarde ya que todo esto implica que en un fin de semana no duermes más de 6-8 horas.
Por eso y más cosas nada más llegar a mi casa a las cuatro de la tarde me he metido en la cama… Que sueño, a ver si ahora trabajo un poquito que tengo una semana movidita. Quizás luego escriba más. Chau!