Historias
Me he dado cuenta de que cada vez se cuentan menos historias… Creo que hace 100 ó 150 años era común sentarse a oír las historias que alguien quisiera contar. Según mi punto de vista eso era algo rico ya que había muchas fuentes de aportación: la voz, los matices que cada persona le daba, … Conslusión: las historias tenían vida ya que nacían evolucionaban y si había mala suerte morían.
¿Qué sucede hoy en día? Es fácil crear historias, muy fácil mantenerlas sin cambios y muy complicado que mueran. Para que una historia se mantenga viva sólo tiene que estar en el disco duro de alguien, o en un cd, o una tarjeta de memoria… y estas historias es muy fácil que se mantengan invariables durante el tiempo.
La televisión crea historias únicas y sin fisuras a lo largo y ancho del planeta; crea dogmas que seguimos sin desviarnos mucho; crea una variable estática en la que todos encontramos el agua que sacia nuestra sed de historias que nos hagan parecernos aún más a los demás.
¿Es mejor que antes? Pues no lo sé, es distinto. A mi me entristece que las cosas cambien si eso implica que lo que había antes se pierda; esto es complicado que pase con las historias, pero muy fácil con las tradiciones.
Me parece triste que algunas cosas se pierdan y que, cuando se hacen, se vean como algo raro. Por ejemplo, contar buenas historias alrededor de un fuego en el campo, o no quitar valor a lo que una persona mayor nos pueda contar… Como dijo Almudena en un comentario hace un par de semanas, nos preocupamos poco de los mayores. Cuando veo a alguien mayor al menos siento admiración por haber vivido tantas cosas como seguro que ha hecho… Y eso que yo ya creo que he vivido muchas con sólo la edad que tengo…
Pues eso: que vivan las historias y la gente que tiene arte para contarlas. Que la visión única de las cosas nunca es buena:
La democracia no solo es poder decir lo que uno quiera sino además escuchar lo que el otro nos tiene que decir, más aún cuando no es lo que nosotros pensamos
Pues eso, que muchos de nosotros a veces pasamos meses oyendo sólo lo que queremos oir, o lo que esperamos oir. Y eso sólo crea más atontamiento general, si el que las clases y los trabajos no fuera suficiente.