Siento vergüenza
Hoy se cumplen seis meses y diecinueve días desde que sufrimos en Madrid el peor atentado terrorista de nuestra historia. Amo a esta ciudad seguramente por su gente, su ambiente y su atmósfera… Quiero creer que alguien tambien amaba Iraq y no lo ha dejado de hacer; quiero creer que en Bagdad hay personas que tienen sus rincones favoritos y no han sido aún destruidos, … quiero que acabe la locura generada por cuatro marionetas y unos cuantos más millonarios sinvergüenzas.
Si fuera una de esas marionetas no podría dormir; no podría conciliar el sueño ante las caras de las miles, decenas de miles que han muerto bajo el polvo gracias a mí, gracias a mis errores… Y aún tienen la vergüenza de conseguir. Creo que muchos de ellos han aprendido a no sufrir, o a hacerlo de la manera equivocada. Como dijo hace unas semanas el portavoz del Partido Popular, Eduardo Zaplana, a los periodistas: dejen de tratar tanto el tema del Yakolev porque el señor Federico Trillo lo está pasando muy mal… Y como dijo uno de los familiares de los fallecidos: Que venga Trillo a mi casa para que sepa lo que es pasarlo mal.
No puedo entenderlo, tanto odio, tanto dolor, tanta música que me pone los pelos de punta al pensar en todo el dolor individual que la gente ha podido sufrir y multiplicarlo por los allegados…
Por lo menos me queda el consuelo de que el pueblo español se limpió las manos de la guerra con las manifestaciones más multitudinarias que hubo nunca.