De nuevo en la tristeza

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Ya llegué.
Y todo aquí me resulta muy triste, tremendamente triste. No hay música por las calles, las aceras no tienen grietas, hace frío, al aire le falta humedad, la gente no grita ni habla por las calles, suenan las melodías horribles y no son los cláxones de los carros sino los móviles…

En definitiva, me habría quedado uno o dos meses más allí; pienso que incluso trabajando uno es feliz allí.

Como dicen ellos: “estamos jodidos los cubanos”; no lo niego pero tras pensarlo friamente (con el frío de aquí) creo que, sin negar su estado, nosotros estamos más jodidos que ellos. Sinceramente creo que es así ya que allí aunque tengan menos cosas que nosotros, tienen las necesarias y son muy felices con ellas.

Allí los pueblos están vivos, aquí los pueblos están medio enterrados: tienden la mano, la única parte del cuerpo que no queda bajo tierra, esperando que alguien la agarre para sacarlo entero pero sólo recibe caricias de compasión…

Pero bueno, no todo tiene por qué ser malo; si allí han conseguido un estado de ánimo envidiable, ¿por qué no podemos tenerlo nosotros también? Pero como ya hace tiempo que dejé de confiar en Europa y mucho más en España, intentaré mantener el ánimo cubano a nivel personal. Mañana más, per molts anys.