Sucede…
“Sucede que me canso de ser hombre … ”
Hacía tiempo que no dedicaba un ratito a leer poesía, ya casi se me había olvidado de lo delicioso que era… Dejarte llevar por sentimientos a través de palabras que se unen entre ellas de manera contestataria. Y digo contestataria porque lo hacen de una forma no común, de la única forma posible de expresar ciertos sentimientos: con significados vaporosos en los versos, las estrofas… La poesía es algo así como la vida y los sentimientos: una misma cosa puede parecer muchas diferentes dependiendo del punto de vista, de los sentimientos, etc… Al fin y al cabo la vida no la ves de manera perfecta hasta un instante antes de morir; y digo esto porque ese es el momento en el que todo lo que has vivido te forma la última opinión, la última visión subjectiva sobre el mundo que te rodeó durante tantos (o tan pocos) años… Por eso el significado que tiene cada buena poesía para cada uno no se forma constante hasta después de muchas lecturas… Aunque la opinión verdadera de cada uno sobre esos versos sólo será la de la última vez que la lea…
Después de esta charla mental que a mi me parece interesante, espero que a tí tambien. Digo que mi poesía favorita es Walking Around, de Pablo Neruda (Enlaces a la Universidad de Chile). Me parece increíble que se pudieran escribir cosas como:
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Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y
ombligos.
Hoy en el metro iba yo tan contento con mi música, uno de esos momentos en los que te entra la felicidad, que parece que las venas se te han llenado de glucosa y tu cerebro de alguna “loquesea-nina” que te hace estar eufórico… Veía la felicidad en la mujer que enfrente pensaba con el gesto caído, en el hombre que a mi lado leía el periódico, en aquel músico que tocaba la guitarra y llenaba el vagón de ondas sonoras procedentes de sus cuerdas vocales… Por un momento puse en pausa el MP3 y todo parecía mucho más sombrío,… Sólo me hizo falta buscar en el silencio la vida a través del aire del vagón para darme cuenta de que la felicidad seguía dentor de mi cabeza, sólo que estaba desenfocada por un momento.